RESIDENCIAS 2020
Réunion San José

Una conversación con la artista costarricense durante las Residencias 2020, Sofía Ureña.



R. ¿Cómo defines conceptos como el control o el dominio en un trabajo con resultados efímeros?

Si bien es cierto que mis procesos requieren de muchísimo control; trabajo a partir de recetas, instructivos y técnicas previamente estudiadas que implican a su vez un sin fin de variables, las cuales me he dado a la tarea de ir clasificando y que necesitan ser controladas para obtener resultados específicos. Conforme mi proceso avanza, aumenta mi capacidad para identificar variables que salen a la luz al manifestarse como resultados sorprendentes y en algunos casos -inesperados- por lo que mi percepción de un trabajo con resultados efímeros ha ido cambiando; en un inicio me empeñaba por registrar todo con el objetivo de controlar cada resultado; ahora mis registros son más bien una forma de documentar una serie de variables materializadas en un espacio y tiempo en particular, y con esto captar ese instante, sin aferrarme a él, para entonces darles la oportunidad de seguir cambiando.

Entiendo el control como una oportunidad puesto que cada vez que inicio un cultivo es como volver a una base sólida; partir de una receta que requiere de cantidades, ingredientes y procedimientos específicos pero que son solo eso, una base sólida -sugerida- desde la cual partir y sobre ella -la posibilidad- de cultivar algo nuevo. Es aquí donde entran en juego todas las variables de las que les hablaba: presentes en la materia prima, en los procedimientos, en el espacio, las condiciones climáticas y atmosféricas; todas reflejadas en los resultados efímeros de mi investigación.

R. Y meditando en torno al concepto de tiempo, ¿cómo percibe tu proceso el paso del tiempo?

El tiempo es uno de los conceptos que más me fascina relacionar a mi proceso y lo entiendo desde dos direcciones: la lineal y la circular; y que aunque sean términos por así decirlo paralelos resultan necesarios para su coexistencia. Por ejemplo: entender el tiempo desde lo lineal ayuda fácilmente a identificar un punto de partida y uno de llegada; es decir un inicio y un eventual final. Pero la realidad es que entre ese punto de partida y ese punto de llegada existen también un sin fin de acontecimientos, los cuales no precisamente ocurren de forma consecutiva y que a mi parecer son igual de valiosos al aportar mucha más información de la que creemos necesitar, y que lamentablemente suele pasar desapercibida al encontrarnos en un contexto muy particular donde decidimos ignorar los procesos para concentrarnos únicamente en los resultados.

Estos acontecimientos yo los denomino como “la memoria” de los materiales y en relación a ellos me propongo escuchar, puesto que este ejercicio de escucha es necesario para primero entender el material es decir: de donde viene, cuales son sus características y sus debilidades para entonces posteriormente imaginar su potencial. Curiosamente el tiempo también tiene mucha incidencia en esta memoria pues determina tanto propiedades físicas como la resistencia (entre más tiempo se deje una celulosa crecer, mayor será su grosor por ende mayor su resistencia) así como también el uso y desuso según el desgaste de un material.

Entender el tiempo de forma lineal me permite visualizar etapas claras de mi proceso: cultivar, lavar, secar y registrar (a veces de forma consecutiva y a veces simultánea) así como también aquello a lo que le llamo “etapas de vida de los objetos”: diseñar, construir, utilizar, reparar y desechar; todo esto

para llevarme a la conclusión que donde termina un proceso inicia uno nuevo y lo que consideraba un punto de llegada se convierte en un punto de partida; es aquí donde se encuentra la coexistencia con el entender el tiempo de forma circular.

R. El hombre se ha desvinculado tanto de la naturaleza, que ha olvidado el propósito mismo del ciclo natural de los materiales, ¿cómo repensar los materiales del futuro?

El problema no recae únicamente en los materiales que han sido creados y que niegan su retorno a la tierra, sino también en la dinámica bajo la cual han sido utilizados y poco el aprovechamiento que le hemos dado a esa cualidad de persistir en el tiempo. Más allá de repensar los materiales del futuro, es urgente repensar los materiales del presente; no porque no sea necesario el imaginar nuevos materiales, idealmente más conscientes y de preferencia sostenibles, si no porque mientras ese futuro llega hay un presente por resolver vinculado a las materialidades y sus dinámicas de consumo.

En mi caso en particular, tome la decisión de asumir el reto por la investigación de materiales alternativos sin embargo, de forma intuitiva, asumi que era casi imposible resolverlo todo desde un solo material y que de ser así necesitaría complementarlo con otro tipo de materiales que tuvieran cualidades distintas a la celulosa pero que al combinarlos fuera posible crear algo que también es nuevo. Con esto retomo la idea de entender el tiempo de forma circular, puesto que por un lado me encuentro generando una fibra desde cero y que al realizar el ejercicio de escucha que les comentaba, he logrado determinar las cualidades que me interesa potenciar pero para hacerlo necesito ayuda de otros materiales (más sólidos, más fuertes, más estables) y encuentro aquí la oportunidad no solo de potenciar la celulosa como un material alternativo si no también de prolongar la vida de otros materiales/objetos, que son considerados como desecho y que de alguna forma permiten este juego e intercambio entre lo que parece una posibilidad futura pero aterrizada en el presente.

Creo también que para repensar los materiales es necesario primero conocer los que ya tenemos; si tan solo nos tomáramos la molestia de conocer el proceso implicado para la creación de los materiales que consumimos nos sería más fácil valorararlos.


 Materialidades aplicadas, celulosa bacteriana. Sofia Ureña Rivera 2020



R. ¿Qué te dicen las bacterias con las que trabajas? ¿Cuál es el mensaje de los tejidos vivos que ayudas a multiplicarse?

Trabajar con materia viva implica un compromiso, no solo con el ambiente si no con el material mismo; se requiere de ciertos cuidados, mantenimiento y condiciones tanto para multiplicarse como para su aprovechamiento. Por otra parte, uno de mis intereses más recurrentes ha sido el relacionar el textil con lo natural, la ciencia y actividades como la agricultura; esto como una “metodología empírica” desde la cual aproximarse con el fin de entender el textil como un proceso y no solo como un resultado. De aquí el porqué utilizo frecuentemente el término de - cultivar - ya que este concepto implica preparar un terreno, ver las cosas crecer y para que este crecimiento sea posible se requiere tanto de recursos como de constancia y disciplina. Por otra parte, si bien es cierto, esta conexión entre el material con la tierra no se da durante su proceso de cultivo/crecimiento sin embargo si se piensa y agradece como destino un último, que le permita al mismo el integrarse al ecosistema para su eventual desaparición.

Al ser partícipe del cultivo de bacterias he experimentado: “la sensación de haber empezado muchas veces” , lo maravillo de ver las cosas crecer y aceptar las “derrotas” como resultados igual de válidos; y digo “derrotas” porque iban en contra de mis pronósticos, pero de estas aprendí a trabajar de la mano con lo inesperado puesto que al tratarse de una materia viva no solo se multiplica si no que también provoca cambios en el entorno donde se inserta y a la vez en ella refleja lo que su entorno le provoca. Por otra parte ha sido indispensable el librarse de las expectativas que pretenden que un material alternativo cumpla con ciertos requisitos y/o propiedades, así como también un comportamiento determinado para con ello sustituir a los ya existentes; en su lugar estos tejidos vivos me piden entablar vínculos entre ellxs y/o con otros materiales ya existentes en búsqueda no de sustituir sino más bien de complementar para entonces redefinir lo que entendemos por conceptos como el consumo.

En palabras resumidas y hasta el día de hoy este es el mensaje: una oportunidad para apreciar y reconectar con esta y otras materialidades, entender de dónde vienen, sus procesos, resultados y desenlaces. Cultivar estos tejidos vivos ha sido fundamental para entenderme a mí misma y a su vez aquellos vínculos que he generado con mi entorno desde un lugar más consciente y desacelerado.


R. ¿Cómo afectaron las condiciones de un clima tropical  durante tu estancia en Réunion San José en tu trabajo? A simple vista parece una competencia entre las condiciones climáticas  naturales vrs el material.

Con respecto a los hallazgos y/o procesos percibidos durante la estancia en Reunión, creo que esta oportunidad me permitió en primera instancia el “desacelerarme”, casi que a la fuerza y con el objetivo de llevar esta investigación a un ritmo propio para entonces dedicar mi energía a resolver inquietudes propias que estuvieron en su motivadas por la escucha y reflexión material; esto en su momento fue abrumador puesto que constantemente me enfrento a exigencias tanto internas como externas vinculadas a la noción del término de -producción- entendidas desde lo cuantitativo, lo que suma y acumula pero no siempre con un propósito claro.

Luego de esta etapa de -desaceleramiento- vino una de acomodo y convivencia: empezar a cultivar implicó el inicio de un ciclo en condiciones muy distintas a las que tenía anteriormente, con mucha más libertad y autonomía (tanto para mi como para mis bacterias). En particular me interesa destacar que muchas de las actividades que realice durante la estancia en Reunión ya las había realizado previamente, pero tomaron aca otro significado, en parte por lo invasivo y caótico de las condiciones climáticas presentes. Pero me parece que estos adjetivos tienen una connotación un tanto negativa y que en mi caso resultan muy favorecedoras, ya que es negable lo mucho que disfruto observar cada una de las láminas de celulosa y con esto la posibilidad de contemplar cada una de sus etapas de vida. De hecho, previo a la residencia, había experimentado con mayor auge etapas de crecimiento de estos tejidos (en mi casa de habitación, donde iniciaron los primeros cultivos) y luego inicie una exploración tanto de las propiedades como de los alcances del material, la cual vincule con la residencia al proponer construir una serie de prototipos para objetos utilizando estos tejidos vivos en combinación con otros materiales.

Sin embargo, simultáneamente a la construcción de estos objetos, un fenómeno muy interesante ocurrió; la degradación del material o bien la transformación del mismo ante el cambio atmosférico. Y hago énfasis en esto porque me permitió, desde esto invasivo y caótico reflejado en el material, visualizar la importancia de buscar un equilibrio entre los materiales que seleccionamos y el entorno dentro del cual nos desarrollamos. Esto porque las materialidades siempre responden a un contexto en específico pero en función de la comodidad del ser humano,y en mi caso, prefiero hacer una lectura tratando de entender los materiales según su relación con el espacio, buscando que esta sea lo más amigable posible y en ambas direcciones, para habiendo definido este equilibrio, imaginar sus posibles aplicaciones.

Sofía Ureña es Bachiller en Arte y Comunicación Visual con énfasis en Textiles de la Universidad Nacional. Su producción visual es el resultado de una investigación sobre cómo generar materiales alternativos, a partir del cultivo de celulosa bacteriana, para la producción de objetos textiles amigables con el ambiente.